jueves, 23 de agosto de 2007

Los primeros antecedentes que se registran sobre la pesca con mosca son de la dinastía Shang, los manuscritos hablan de cañas de bambú, líneas de seda y señuelos fabricados con plumas. Hay tambien una crónica de Claudius Aelianus, que cuenta sobre la forma de pescar de los nativos de Macedonia en el río Astraeus en las ciudades de Boroea y Thesalonica.

Luego Marcopolo trajo del oriente, técnicas y equipos relacionados con este tipo de pesca. En 1650, el ingles Isaac Walton fue el gran impulsor de la pesca con mosca, realizando importantes aportes entomológicos y técnicas que dejo impreso en su “Complet Angler”.

Desde ese entonces la pesca con mosca ha ido evolucionando científica y técnicamente, las cañas han perdido peso y ganado resistencia, los trajes de pesca nos ofrecen mayor seguridad y los anzuelos nos garantizan el enganche.

Al introducirnos en la pesca con mosca y luego convertirla en nuestra pasión, nos obligamos a investigar y conocer temas como la ictiología, entomología y su desarrollo en el entorno nos llevan a la observación de los ríos, bosques y todo el ecosistema, pues los peces pertenecen a un todo que si en algo se modifica o altera, las consecuencias recaen directamente sobre ellos.

Así nos convertimos en amantes de la ecología, pues sabemos que la continuidad de nuestro pasatiempo favorito, será posible solo si somos capaces de cuidar los bosques y especies que por generaciones han formado parte de nuestro patrimonio, evitando la erosión de los ríos y permitiendo la vida de miles de insectos y peces.

Por todo esto pasa la pesca con mosca, mas que un pasatiempo es para nosotros una forma de vivir y sentir la naturaleza. Si se extingue una especie, o se contamina un río trae graves consecuencias a nuestra mayor pasión y al entorno por el cual nos desplazamos.